Algunos de los primeros gastronómicos de Cañuelas
Anita Pfannkuche. Repasamos algunas de las historias de los cocineros que hicieron historia en la ciudad. Cocineros cañuelenses pioneros del corredor gastronómico.
El restaurante hotel y bar Cañuelas de Oscar Heguiaphal
Estaba ubicado en la calle libertad al 601. Comenzó a funcionar en el año 1944 y cerró sus puertas para dar lugar a una concesionaria de automóviles en el año 1962.
El restaurante era también hospedaje. Los dueños, Oscar Heguiaphal y Ema Menconi se ocupaban de atenderlo.
Allí vivieron estudiantes, médicos, bancarios. Entre ellos se puede recordar a don Benito Bañera, Dr. Cáceres, Sres. Elorza, Garrahan, Jamardo, entre otros. Muchos alumnos de los vecinos distritos de Lobos, Monte, Ezeiza, que cursaban sus estudios en la Escuela Industrial.
El restaurante funcionaba todos los días, realizando también banquetes, casamientos y distintos eventos. Además se les llevaba la vianda a mucha gente de Cañuelas, tanto particulares como a empresas.
Tiempo después se incorporaron juegos de billar y pool, y juegos de mesa que atraían a los jóvenes al lugar.
Era parada obligada de mucha gente de Gobernador Udaondo que llegaban en el colectivo del Sr. Lauría. Varias veces Don Oscar fue padrino de los niños que se traían a bautizar.
Cuando el restaurante dejó de funcionar, una parte se conservó para la vivienda familiar durante un tiempo (se encontraba donde se ubicaron luego los locales de Don Tito Garzón, y Aymed, sobre la calle Belgrano). Cuando la familia se mudó, esa parte de la construcción fue prestada para el funcionamiento del Comedor Escolar, hasta la venta definitiva en el año 1972.
Siguiendo con esta actividad, esta familia decidió abrir otro restaurante con su hijo Oscar, que se llamó “Don Domingo” ubicado en la unión de las rutas 3, 205 y 6.
Allí súbitamente a Don Oscar lo sorprendió la muerte en el año 1982. Doña Ema en la cocina y sus hijos lo mantuvieron en funcionamiento hasta el año 1995.
La hija mujer, Ema, que con su esposo llevan adelante el comercio “La Bota”, en la calle Rivadavia, recuerda con afecto a los últimos mozos del lugar: Don Toto y Osvaldo Báez y la ayudante de cocina Alicia Peralta.
Don Santiago y doña Ángela Rosatto
Ellos trabajaron durante mucho tiempo en el Club Vasco.
Los viernes, Don Santiago viajaba a un mayorista de pescado (Mellino, nada menos) que estaba al lado de la cancha de Huracán, y traía los mejores mariscos.
Por lo tanto, las especialidades de la casa eran: paella, cazuelas, pulpo a la gallega, gran Paraná al roquefort, salpicón de pulpo y muchas delicias más. Los más asiduos comensales, entre otros eran el “gaucho” Rizzi, Don Tito Niveloni, Pujol, López, Raúl Raggio, el mismo Vasco Heguiaphal, Don Elio Bellagamba y el Padre Antonio Díaz.
Después instalaron una rotisería en la calle Del Carmen, al lado de la vieja confitería La Real.
Cuando la economía se puso imposible para sustentar un local tan céntrico, decidieron mudarse a un lugar entre las calles Cabral y Libertad, donde trabajó hasta su muerte.
Un recuerdo con mucho afecto a esta familia tan trabajadora y querida.
Alexander
Don Alexander fue una persona muy querida y un gran cocinero. Tuvo entre otros locales en el centro, San Martín y Libertad, donde se daba cita la familia cañuelense, a degustar sus excelentes preparaciones. Fue dueño de Las Brasas de Lobos y también del restaurante Los Tilos.
Familia Capistrano
Desde la bella Calabria, en Catanzaro, de un pueblo llamado Pipo Valencia llegó Doña Ágata y Don Manuel Capistrano con sus pequeños hijos.
Primero instalaron una cantina en Casanova (año 1971) y desde el 18 de enero del año 1986, en La Finaco, en el restaurante que se llamaba San José del Sr. Piserá.
En un determinado momento llegaron a tener un negocio cada uno: Scilla, en el Km.72, Las Dos Pollitas, Los Cinco Hermanos y Mio Cid en Lobos.
Una de las tradicionales comidas (realmente diferente su preparación de las clásicas) era -y es- el pollo a la Calabresa. En un principio era chivito a la calabresa, con los condimentos exactos, y luego, cuando el chivito encareció, doña Ágata preparó el pollo con sus mismos ingredientes. Un éxito total. Donde en otros lugares se reutiliza el pollo combinándolo con tomate, hierbas y papas, en este lugar se realiza en el momento a partir del pollo saltado y aderezado.
Un recuerdo de estos increíbles hermanos que siempre estuvieron juntos, unidos y en una gran familia, es para su mamá, Doña Ágata y su querido papá.
Aún nos quedan cocineros y cocineras muy queridos, que vamos a recordar más adelante: Don Pelo Puchetta, Don Fermín, Poncito (cariñosamente), Elsa y Mario Banegas en la escuela Industrial, Luisito Cartasegna, y muchos otros.