Javier Kriegger, director de ANSÉS: “Yo no tengo un perfil político”
La UDAI Cañuelas fue designada “unidad de gestión de mayor envergadura” y “grupo de apoyo nacional”. CañuelasYa habló con el titular del organismo a nivel local.
-Recientemente se informó que la UDAI Cañuelas fue designada como “Unidad de Gestión de mayor envergadura”, ¿qué implica este cambio en cuanto a lo operativo”?
-A partir de febrero el ANSES de Cañuelas pasó a ocupar un escalón más alto en términos operativos y de gestión interna debido a que las áreas centrales nos asignaron una carga operativa equiparable a la de delegaciones de distritos vecinos, como Zárate, Luján y Saladillo. Históricamente esas UDAIs (así se llaman a las delegaciones) tuvieron volúmenes de trabajo sustancialmente mayores a los nuestros, en parte por la demografía de esos distritos. Desde febrero, ANSES Cañuelas tiene el mismo volumen de trabajo que ellos. Esto se debe, por una parte, al crecimiento demográfico del distrito y, por otra parte, al trabajo interno que venimos haciendo desde hace dos años: rearmamos nuestros equipos, hablamos mucho y pulimos nuestros errores.
Definiría este contexto como una nueva realidad que estamos enfrentando. Ni mejor ni peor. Distinta. Nos obliga a rearmarnos, a aceitar bien los procedimientos y a hacer un cambio mental.
-¿Lo considera un logro personal, un reconocimiento?
-No lo veo como algo personal. Esto no se logra solo. Es un reconocimiento a todo este equipo de trabajo al cual tengo la suerte de conducir. Ellos saben bien lo que pienso porque se los digo.
-¿Qué implica que la UDAI sea considerada “grupo de apoyo”?
-Es un gran desafío. Implica que, además de trabajar los casos de nuestros vecinos de Cañuelas, somos reconocidos como grupo de apoyo nacional y ANSES central nos envía expedientes de todo el país. En este momento estamos trabajando casos de Mendoza y Misiones, además de Cañuelas. Nos llegan expedientes de las actividades más variadas (servicios comunes, agrarios, zafreros, actividades científicas, docentes, etc) y estamos capacitados para trabajarlos.
-Desde el punto de vista político, ANSES ha sido siempre un espacio muy expuesto en términos políticos, sin embargo la suya pareciera ser una gestión más técnica. ¿Ha recibido críticas por ello?
-No. Desde el momento cero el espacio supo mi perfil y supo que mi aporte iba a ser éste que está sucediendo en este momento: que la gente sienta una buena experiencia al pasar por ANSES (la mejor que se pueda lograr al hacer un trámite en un organismo público), que las jubilaciones y pensiones salgan rápido y bien (sin errores para evitar suspensiones) y llegar a los lugares más alejados del distrito; estamos atendiendo en forma fija todo el año en Uriblearrea, Udaondo, Casares y Máximo Paz, además de Cañuelas.
-Usted milita dentro de la UCR, ¿piensa en una proyección política de cara a los próximos años dentro de Cambiemos?
-No, porque no voy a rendirle al espacio lo que el espacio va a necesitar. Pienso que cada uno debe conocer su virtudes y sus limitaciones y moverse dentro de eso. Mi perfil es otro, no el político.
-En diciembre, la Reforma Previsional impulsada por el gobierno fue muy discutida y siempre se dijo que a fin del 2018 los cálculos iban a demostrar que no era tan perjudicial como se ha dicho. En virtud a los nuevos cálculos inflacionarios, ¿usted cree que será así?
-Desde lo técnico entiendo que la fórmula vieja no tenía fundamento. Los aumentos jubilatorios (movilidad jubilatoria) estaban relacionados con una combinación de fondos de ANSES de origen tributario y aumentos de los sueldos de quienes estaban en actividad. Desde el punto de vista del origen de la movilidad jubilatoria, no hay dudas que existe para que los haberes previsionales no pierdan valor adquisitivo frente al efecto desgaste que la inflación produce en la economía real. En los precios. Y ahí radicaba el primer inconveniente: ¿por qué entonces no se relacionaba la movilidad con el IPC? Existen muchas respuestas para esta pregunta. Pero desde el punto de vista técnico, si se hubiese querido relacionar la movilidad con el IPC hubiese sido imposible porque la serie IPC estuvo discontinuada entre 2007 y 2016. No había datos.
Dado eso, surgió la fórmula que mencioné antes. Pero al analizarla era notorio que, a mi entender, se estaban inyectando impuestos distorsivos en la economía ya que algunos de ellos fueron creados para recaudar para la movilidad, pero en ramas de la economía afectadas por componentes de ciclos de consumo y por componentes de estacionalidad, como por ejemplo los impuestos a los cigarrillos, a los combustibles y al gas natural.
Es decir, además de la componente distorsiva se agregaban las componentes cíclicas y estacionales: si el contexto generaba retracción en el consumo de cigarrillos, gas natural o combustibles, se recaudaba poco por ese lado de la fórmula y, entonces, aumentaba poco la movilidad jubilatoria. Y eso fue lo que sucedió en 2010, 2014 y 2016. En esos tres años, la movilidad jubilatoria aumentó menos que el IPC. Esto es concreto: en ocho años de vida de la movilidad jubilatoria ésta fue menor a la inflación en tres de ellos. Casi la mitad.
La nueva fórmula se ajusta numéricamente en un 70 por ciento a la variable de la cual tiene que depender, el IPC, y en un 30 por ciento a las remuneraciones de quienes están en actividad. Teniendo en cuenta que ese 30 por ciento se va a ajustar si o si en paritarias, es difícil pensar que la movilidad anual va a ser inferior a la inflación.