Preocupan en Máximo Paz las muertes juveniles
Desde 2018 contabilizamos cinco casos, hechos públicos al menos, de adolescente y jóvenes que terminaron sus vidas.
(Por: Claudio Fernando Morhain) Este lunes en la localidad de Máximo Paz, nos anoticiamos del fallecimiento de un joven muy querido, una vez más, debido a la decisión de quitase la vida por mano propia. Un muchacho, en plena juventud, jovial, alegre, tal como se mostraba a los demás. Deja un vacío inmenso en todos los que lo conocieron, una familia que convivirá con ese dolor permanente, y toda una generación de amigos con los que compartió miles de momentos y ocurrencias. Y la inevitable sensación de lo que pudo haberse hecho para que no tome esa determinación, que no tendrá nunca respuesta en ninguno de los casos, mostrándonos las limitaciones de nuestra humanidad.
Y mencionamos el plural porque desde 2018 contabilizamos cinco casos, hechos públicos al menos, de adolescente y jóvenes que terminaron sus vidas de esta manera. Todas y todos, nacidos y crecidos en este Máximo Paz, hijos de este pueblo, familiares y amigos nuestros, y cañuelenses. Casos todos conmocionantes, que cuestionan como se dijo, a las familias, a los entornos de camaradería y a la comunidad en general, pensando posibles causas hacia atrás, sabedores de que no se puede regresar en el tiempo.
Y todos nosotros, actores y espectadores, nos preguntamos por qué nos pasa esto. Es evidente el contexto socio económico con una contracción del empleo legítimo en los últimos años que limitó conseguir trabajo, la inserción laboral, sobre todos a los jóvenes. A ello se sumó el ataque sistemático del gobierno anterior, innegable, a las clases media y baja para desalentar los intentos de cursar estudios superiores para superarse, más en la educación pública, con cuotas inalcanzables en lo privado. Y lo personal, la dificultad para consolidarse e independizarse del núcleo inicial parental, sea con una pareja, familia, o solos. Al no haber siquiera oferta disponible habitacional con los recursos que no se alcanzan. El pueblo se encuentra en el límite del conurbano, con la facilidad de acceso a las grandes ciudades del AMBA sur, pero a la vez la lejanía que implica horas de traslado y la discriminación de los empleadores. Y ahora la pandemia.
El Estado debe intervenir. El Estado en todos sus niveles. El gobierno municipal, que tiene un Servicio de Niñez y Adolescencia, ahora integrado en la Subsecretaría de Desarrollo, tiene que tomar cartas en el asunto, debería haberlo hecho al inicio del año, pues en febrero ocurrió un hecho similar; también existe una Secretaría de Géneros. La emergencia y la pandemia limitan presupuestos, pero hay muchas acciones que se pueden hacer utilizando las redes, los medios locales, las entrevistas mediante video o personales con distancia; encarar planes con las escuelas secundarias de la zona, etc. Consultar con personal especializado como psicólogos o psiquiatras, sociólogos que investiguen la situación de la localidad, etc. Voces capacitadas que escuchen, lugares donde acudir por ayuda, líneas gratuitas de atención las 24 hs., más etcéteras
La situación es más que urgente, no se puede perder una vida más por estas causas, que se pueden evitar tal vez con sólo hablar.
El Estado municipal debe intervenir, interactuar con el Estado provincial, y hasta con el Estado nacional. El tema exige la mayor seriedad. No hay otra zona del partido de Cañuelas con esta tasa de estos casos.
Ojalá estas líneas sean de utilidad, y si hubiera planes en marcha, lo hagan público. Pero la cuestión no es juzgar, sino actuar ya, con la mayor brevedad posible.