Para Iliana Calabró, Perdidamente es “un bálsamo para todos”
La actriz, conductora y comediante se presenta este domingo en Cañuelas con la comedia de José María Muscari junto a Leonor Benedetto, Ana María Picchio, Emilia Mazer, y Mirta Wons.
Carismática y brillante, la actriz y conductora Iliana Calabró se reunió con CañuelasYa para hablar sobre Perdidamente, una comedia de José María Muscari y Mariela Asensio, en la cual actúa acompañada por los talentos de Leonor Benedetto, Ana María Picchio, Emilia Mazer, y Mirta Wons. La obra sigue la historia de una jueza de Nación que siente que su mente no funciona muy bien últimamente, y reúne al grupo de mujeres importantes de su vida para pedirles ayuda, y a partir de esta situación se plantea preguntas sobre la emocionalidad y el pensar.
La comedia dirigida por Muscari se presentará este domingo a las 19:30 en el Teatro Cañuelas, y para Calabró, “Cañuelas va a estar de fiesta”. La actriz afirmó que la obra toca temáticas como el deterioro cognitivo y el Alzheimer “desde la desdramatización, no desde la victimización” de la mano de un “humor ácido”, y expresó su felicidad respecto al éxito de la obra con el público.
¿Qué es lo que más te gusta de Perdidamente?
Es una obra fantástica. Perdidamente es un poema que te hace transitar por un sinfín de emociones, todas las que te puedas imaginar. La gente termina bailando, cantando, se emociona, se ríe a más no poder… creo que es fabulosa, porque aparte es de esas obras que no termina cuando al final. La seguís comentando y procesando cuando vas a tu casa, la compartís si vas en grupo, y te sigue apareciendo más allá de haber abandonado el teatro, qué es lo más lindo que propone Muscari con Mariela Asensio, que son sus autores, con estos textos que te siguen resonando. Yo estoy feliz de lo que nos está pasando, de lo que le pasa al público después de verla. ¡Aparte, muchos son reincidentes! En muchos casos la vuelven a ver, porque por ahí fueron con la pareja y vuelven con el grupo de amigas. A nosotros nos llena de alegría, porque es señal que estamos haciendo bien las cosas. Celebramos en este fin de semana el segundo año de Perdidamente y para mí es un placer formar parte de este equipo.
¿Cómo fue trabajar con José María Muscari?
Es divino, la verdad que él tiene tan claro lo que busca de cada una que lo transmite y después, en base de sus directivas, se adapta a lo que cada una propone, pero tiene muy claro qué es lo que quiere en el mensaje general y cómo lo quiere. Él te da todas las herramientas para que vos puedas fluir en el personaje, y a esto a esto se suma el equipo que me acompaña… Grandes actrices, y hacemos de esto un sacerdocio, porque empezamos con un ritual a partir del cual cada una queda compenetrada en el personaje, en la historia, en los momentos, en el compañerismo, en ir llevando según como vaya palpitando al público la acción, y eso es fantástico. Nos reunimos, tomamos un tecito y cada una colabora con la otra, y eso forma parte de una previa para meterse en el personaje. Compartimos un momento donde nivelamos energía para para conectarnos antes de que empiece la obra, y a partir de ahí ya cada cual encarna su personaje muy concentrada para seguir con este mecanismo de relojería que hace que la gente transite todas estas emociones. Cuando te encontras en ese marco, todo fluye, y es lo que está pasando.
¿Te sentiste identificada con tu personaje?
No, justamente les comentaba a mis compañeras… Selva maneja una energía que no es la mía. No la quiero juzgar, ella es como es: enérgica, autoritaria, imperativa… o sea, muchas cosas que yo no soy. Maneja una tensión nerviosa a la que yo no estoy tan acostumbrada, puede ser que en algún momento me agarre, pero yo no suelo manejar esa energía. ¡Te digo que me cansa, me termina agotando! (risas). Me encanta, porque fue todo un desafío. Agradezco la convocatoria de Muscari. Todos los personajes de Perdidamente son muy ricos, y permiten, a través de sus historias y cada una desde su lugar, hablar de la actualidad y de clases sociales, y visibilizar lo que es el leitmotiv de la obra: una mujer muy inteligente que tiene un deterioro cognitivo, cosa que nos va a pasar a todos en mayor o menor medida. Todo esto se hace desde la desdramatización, no desde la victimización, eso es lo importante. Bueno, ¡no te la voy a espoilear, tenes que venir a verla! Cañuelas va a estar de fiesta. Si no vienen el domingo al teatro, que esta divino, ¿de qué van a hablar el lunes? ¡No van a tener tema de conversación, se van a quedar afuera, yo sé lo que les digo! (risas).
¿Pensás que es importante desdramatizar y naturalizar las cuestiones que trata la obra?
Sí, pensá que tiempo atrás, el Alzheimer era un tema tabú que no se nombraba. Lejos de esconderlo, se expone hecho desde un estudio muy a conciencia por parte de los autores junto a la Asociación de Alzheimer, minucioso al tratar el cómo encarar la enfermedad. Sinceramente, todo el que la tuvo que transitar al acompañar a un ser querido sale atravesando un bálsamo que le ayuda a llevarlo adelante. Más allá de esto, todas las personas que han sido brillantes pierden es esa capacidad en algún momento de la vida, sea por discapacidad motora, perdida de la memoria, o demencia. Desdramatizarlo hace que después sea más fácil de enfrentar en este cotidiano que naturalmente te va a pasar, ya sea con un abuelo, con un tío, con un papá, con una mamá, con un amigo… te prepara para la vida. Me parece que son de esas cosas que te dejan elementos y herramientas para para siempre, por eso vale la pena disfrutar de Perdidamente.
¿Alguna vez te pasó que alguien que haya visto de ahora con un familiar de Alzheimer te haya parado la salida y te haya contado su experiencia?
Todas las funciones, sí. Es muy loco, porque algunos quedan muy emocionados y conmovidos, y hay otros que lo ves desde el escenario cantando y bailando a los saltos, entonces ahí te plantea los distintos momentos de cada persona, pero todo es capitalizable, ya sea a futuro, en el presente o en el recuerdo de un ser querido que ya no está. Es como a cada cual le vibra, pero desde un humor ácido, jugar con algo que es muy difícil de encarar. Es un bálsamo para todos. Mucha gente queda muy sorprendida, porque no se lo esperaba y en general es muy agradecida. Da gusto quedarse a la salida para para escuchar tantos mimos, es de esas obras que te quedan en algún lugar para siempre, y que te vuelven cuando las necesitas.