Martín Slipak: “Lo más interesante es que el arte proponga reflexionar, y que después sea colectivo el debate ético”.

Compartir

En el marco de la llegada de ART al teatro cañuelense este 8 de marzo, el actor que protagoniza la obra se reunió con CañuelasYa para conversar sobre ella.

Por Camila Corrales

Llega al Cine Teatro Cañuelas ART este 8 de marzo a las 21:30, obra de la dramaturga francesa Yasmina Reza que desde 1998 supo laurear los teatros argentinos, en esta ocasión de la mano de Pablo Echarri, Fernán Mirás y Martín Slipak como sus protagonistas, y Ricardo Darín junto a Germán Palacios en dirección. La obra sigue a Sergio (Slipak), que después de comprar un cuadro artístico peculiar, invita a sus amigos para compartir lo que es para él la adquisición más importante de su vida, lo cual culmina en una puesta a prueba de la amistad entre los personajes.

Los directores, Darín y Palacios, formaron parte del elenco original en su estreno, y Martín Slipak, hoy protagonista de esta entrega, afirma que, para ellos, ART “tiene una significancia muy poderosa”. El actor, que es la adición más reciente al reparto, converso con CañuelasYa respecto a lo que hace que ART se destaque del resto, como es ser parte de la obra, y sobre el arte mismo.

¿Qué es lo que diferencia a ART de otras obras actuales?

Me parece que la obra tiene dos puntos muy importantes que son dos que no se suelen dar o unir en el teatro comercial: es elevada y cómica a la vez. Últimamente, lo que veo es que cuando una obra es cómica, es superficial, y cuando es elevada, es solemne. ART tiene, a mi parecer, las dos características, y es raro que se den ambas en una sola producción teatral. Además, me parece que es una obra que no tiene la intención de bajar línea con ningún mensaje específico, sino que más bien se propone reflexionar de manera ingeniosa, elegante, inteligente e incluso cómica acerca de ciertos tópicos inherentes al mundo adulto, pero sin querer decir cómo debería ser o cómo debería pensarse tal o cual cosa. En ese sentido, me parece que una de las cosas más interesantes que tiene ART son las tres subjetividades distintas que propone, y no te quiere hacer sentir que ninguna de ellas tiene razón sobre la otra, sino que son distintas miradas acerca de una situación específica, acerca de una historia de amistad, del arte, del tiempo, y del esnobismo. La obra vuelca miradas y deja que el espectador obtenga la propia, no trata de dar un mensaje.

¿Te parece que es mejor para una obra no intentar aleccionar al público sobre algo?

Me parece que la idea de dar un mensaje venia de un teatro más solemne, antiguo y aleccionador, y estamos en tiempos donde hay tanto discurso entrecruzado que los autores ya no se esfuerzan por dar un mensaje. Por un lado, me parece bien porque, más allá de que estamos en una época un poco abstracta en relación con algunas cuestiones éticas y morales, me parece que el arte no debería encargarse de instruir al respecto. Lo más interesante es que el arte proponga reflexionar, y que después sea colectivo el debate ético. Personalmente, una obra que quiere aleccionarme no me interesa, y me parece que no impacta más con el público como tal vez antes lo hacía. Pensar que una obra va a pegar más con la gente porque tiene un mensaje me parece un error casi riesgoso en relación a como se para uno frente al arte.

¿Por qué crees que Yasmina Reza eligió usar el arte como medio para conversar los tópicos de esta obra?

Creo que, en algún momento, a un artista siempre le tienta hablar sobre el arte. Un teatrista hablando del teatro se vuelve un poco trillado y demasiado autorreferencial, por lo que me parece un acierto bastante grande que la autora haya elegido el arte plástico como tema. Ella se concentra en un objeto que, si bien es una obra, permite entender cómo se para cada uno de los personajes ante todo en la vida. La capacidad imaginativa y la proyección lúdica de cada uno de los personajes se ve claramente frente a este cuadro blanco que invita a que cada uno vea lo que quiere ver y que sienta lo que quiera sentir frente a ella. Al ser blanco, da esa posibilidad infinita. Se ve claramente la idiosincrasia de cada personaje cuando un objeto le permite proyectar, imaginar y pensar. En relación a Sergio, lo que me gusta es que, si bien es un esnob, él tiene esa posibilidad de jugar y de imaginar. No solo ve un cuadro blanco, sino que ve un montón de cosas más; lo que él les critica a sus amigos no poder ver más allá de eso.

¿Encontras similaridades entre tu personaje y vos?

Te puedo decir que tanto al personaje como a mí nos interesa bastante el arte plástico. Soy muy amante de la pintura, los museos, las galerías, y todo lo que forma ese mundo del cual la obra o algunos personajes en ella se ríen un poco, porque es cierto que ese mundo tiende a tornarse elitista, y si bien es cierto, no es esa la parte que me interesa. Hay algo que me conmueve profundamente de la pintura, de hecho, tengo cuadros en casa, mi madre pinta, y por eso puedo entender que el personaje le dé un valor sustancial a una obra que tiene en su casa y sienta que es un tesoro, incluso siendo una obra blanca. El arte conceptual o abstracto no es el tipo de arte que me interesa, pero si entiendo que hay ciertos objetos u obras que tengo en casa que, la verdad, no valen un peso, pero que para mí tienen un valor afectivo muy grande.

¿Cómo es ser dirigido por Ricardo Darín y German Palacios?

No te podría decir como es ser dirigido por Darín y por Palacios, sino que te puedo decir como es ser dirigido por ellos en ART. Hago esta distinción porque para ellos la obra es muy importante que tiene una significancia muy poderosa. Hicieron ART 14 años, los llevo a hacer gira internacional, es un texto que todavía recuerdan y del que participaron de su traducción. Por lo tanto, son directores que no solo me están dirigiendo, sino que son directores enfrentados a una obra que les mueve muchísimas cosas a cada uno de ellos. En ese sentido fue lindo, porque la transmisión que ellos tienen con respecto al afecto que tienen por ART es enriquecedor. Ellos son defensores de este texto, lo conocen demasiado. En el proceso de ensayo muy corto que tuve, aproveche ese conocimiento que ellos tienen y me deje llevar tanto por la obra, que esta tan bien escrita que si uno se deja llevar se cuenta sola, como también por lo que ellos tenían para contarme acerca de ella.