María Vázquez y Adolfo Cambiaso, entre un flechazo que demoró en llegar, una cita que lo cambió todo y una vida juntos

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María Vázquez y Adolfo Cambiaso hace 28 años que están juntos y supieron atravesar los diferentes momentos de la pareja.

Liliana Podestá
Se conocieron en una fiesta, pero ahí no pasó nada, necesitaron de otro encuentro y la ayuda de un amigo para que finalmente este romance tuviera su puntapié inicial, luego llegaron los seis años de novios, el casamiento y los hijos

La modelo María Vázquez y el polista Adolfo Cambiaso se conocieron en una fiesta, pero en ese momento no hubo flechazo, sino más bien todo lo contrario. Se reencontraron a los pocos días y de casualidad, en otro evento, y ahí sí él le pidió el número de teléfono. Desde entonces llevan 28 años juntos y tienen tres hijos, Mia, Adolfo y Myla.

Cuando se vieron por primera vez, ella era una modelo top y él, un polista de renombre, ya con títulos y copas. Ella venía de romper una relación y solo pensaba en divertirse; él era el jugador más joven de la historia del polo en alcanzar un handicap de diez golpes, con 19 años. Algunos testigos aseguran que en el primer encuentro apenas se miraron, pero cupido les dio otra oportunidad. “Yo venía de cortar una relación y no estaba buscando nada. Él me pareció amoroso, muy calladito, aunque ese día no hubo mucho feeling. Pero a la semana nos volvimos a encontrar en otra fiesta y justo coincidimos en la entrada. Él se estaba yendo porque no dejaban entrar a su amigo y cuando me vio, volvió y su amigo lo esperó durmiendo en el auto. Charlamos bastante, me pidió el teléfono y no se lo di en ese momento, pero sí se lo dio mi mejor amigo”, contó la modelo a la prensa sobre el inicio del romance.

Un llamado, una salida y algo en común

El llamado no se hizo esperar y a la semana el polista llamó a la modelo, se citaron y empezaron a salir. Sobre esos primeros encuentros, Vázquez recordó: “Obvio que me pareció una bomba, espléndido, pero yo tenía mucha exposición mediática y él parecía muy tímido. La relación se fue dando muy naturalmente, todos los días descubría algo que me gustaba. Veníamos de mundos diferentes, pero nos parecíamos en algo: los dos viajábamos mucho de chiquitos, él por el polo y yo por el trabajo de mi padre (Jorge Vázquez era diplomático). Y en ese punto de vidas solitarias y desapego, conectamos muy bien hasta el día de hoy”.

El noviazgo duró seis años y se casaron en febrero de 2001, en Cañuelas, de donde es oriundo Cambiaso. Y aunque ella esperaba una gran fiesta, se conformó con una ceremonia íntima. “Fue todo de un día para otro y Adolfo lo organizó a su manera. Éramos muy poquitos, la verdad. Quizás me hubiese gustado una gran fiesta y entrar con el vestido de novia a una iglesia, pero nunca encontrábamos el momento y con el tiempo fui perdiendo esa ilusión. Hoy lo miro a la distancia y pienso que estuvo buenísimo, llevábamos seis años de novios y él siempre quiso que viviéramos juntos y tener hijos”.

El 14 de febrero pasado, ella publicó en sus redes sociales: “Feliz día… En todas nuestras versiones 28 años ¡un numerito!” e hizo un repaso fotográfico por grandes momentos que vivió la pareja. Los tres herederos del matrimonio son su principal orgullo y nacieron en 2002 (Mia), en 2005 (Adolfo) y la más pequeña, Myla, en 2012.

Todo por amor y elección

María Vázquez abandonó el trajín de su carrera de modelo para seguir los pasos de Cambiaso y alguna vez reflexionó sobre el tema: “Más que dejarlo todo por amor, fue una elección. Cuando tuve a mis hijos decidí que la prioridad era la familia. Hacía los trabajos que podía y con los tiempos que podía, pero cualquier propuesta me demandaba una continuidad y era imposible ir y venir teniendo chicos. Vivimos en el exterior (en los Estados Unidos, Inglaterra y España) y las distancias son complicadas y los chicos necesitaban una rutina dentro de la vida desordenada que teníamos. Tuve oportunidades que me hubiese gustado aceptar, pero la familia era lo más importante y había que encararla juntos”.

La modelo ya había vivido una situación parecida porque su padre fue embajador y se mudaron varias veces: “Mamá lo siguió mucho a papá para formar una familia y fue una buena compañera. Gran parte del éxito de mi padre y de todos nosotros en la vida es gracias a ella. Creo en eso, y la verdad es que acompañar a mi marido me dio muchas satisfacciones. Lo elegí por amor a mi familia. Nunca hubo frustración. Hice terapia mucho tiempo y si bien dejé pasar algunas oportunidades, vinieron otras. Nada compitió con mi familia. Nos hemos complementado muy bien. Y sabemos que el proyecto va mucho más allá de nosotros dos”, concluyó. De todas maneras, sigue presentando nuevas colecciones y estudia coaching nutricional y cocina saludable.

Por su parte, Cambiaso le dijo a LA NACION, hace algunos años: “María es fundamental en mi vida. Es una gran compañera, una gran psicóloga, en especial en mi carrera, ya que tiene que bancar mis dolores, mis problemas, mis inseguridades. También tiene que lidiar con la logística familiar, con que los chicos mantengan sus rutinas porque nosotros vamos en bloque a todos lados. Desde que nació Mia decidió poner su carrera de a ratos en pausa para acompañarme. Gracias a eso puedo laburar tranquilo. Sería imposible estar tres meses en cada lugar sin mi familia”.

De perfil bajo, pocas veces salen en las revistas contando intimidades. En alguna oportunidad se habló de crisis, aunque ellos jamás se distanciaron y nunca hablaron del tema.