María Lydia Torti, una vida dedicada a la docencia y a la poesía.
Cultura y Educación
La escritora y docente María Lydia Torti es parte de nuestro patrimonio cultural, es voz autorizada para contarnos cómo nuestra ciudad se fue transformando a partir de las Instituciones Educativas. Su pensamiento queda plasmado en esta nota con Cañuelas Ya.
Por Martín Aleandro
¿Cómo era estudiar en esa Cañuelas de mediados de siglo XX?
Tengo hermosísimos recuerdos de la escuela primaria. Mis estudios comenzaron en la Escuela Nº1 que figura frente a la plaza San Martín, la escuela más tradicional, donde tenía maestras fantásticas que aun recuerdo. A mi propia tía tuve de maestra en segundo grado, María Célica Guzzetti, también tuve de maestras a Olga Sarrailh, Chicha Etchebehere, Ángeles Manzanares, en fin, y muchas otras que no las nombro pero que están en mi corazón. Y luego, como no había escuela secundaria en nuestro pueblo, y yo ya había llegado a mi último peldaño de la escuela primaria, tenía que viajar a Lobos para continuar mis estudios. Entonces mi madre, Cristina Guzzetti de Torti, una mujer que no se detenía ante los obstáculos, avanzó y fundó la Escuela Nacional Manuel Estrada. O sea, que esa escuela que hoy es todo un ejemplo de cultura y de progreso para nuestro pueblo, fue fundada por mi mamá.
¿Cómo fue tu experiencia universitaria en aquel entonces luego de terminar la escuela secundaria?
Cuando decidí que iba a seguir estudiando al terminar la secundaria, tuve que pensar en la Universidad. Siempre estuve segura de mi vocación de escritora, la poesía, el cuento, la novela y el ensayo siempre me atraparon. Escribí mi primer poema a los siete años de edad. Al principio comencé en la Facultad de Filosofía y Letras, que en aquel momento todavía estaba en la calle Viamonte. Este viaje a Capital Federal me permitía pasar por Florida, que era el centro de la cultura porteña, y conocer a muchos escritores del momento. Cuando me recibí de Licenciada en Letras tuve que hacer las materias pedagógicas para poder ejercer la docencia, ya que el título de Licencia no te habilitaba, incluso hoy tampoco, a ser profesora en Letras.
Escuchándote contar esta historia me gustaría tu opinión sobre la Cañuelas de esta última época donde los ciudadanos tienen una oferta universitaria muy variada en la misma ciudad.
Justamente lo que pienso es cómo ha cambiado nuestro pago, ese pueblito que ansiaba ser ciudad, y que yo conocí de niña, gracias a las políticas culturales de nuestros intendentes, y la gente que ha gestionado esta actividad. Han traído algo muy importante para toda ciudad en crecimiento, que es la posibilidad de profesionalizarse sin tener que depender de otra ciudad. Nuestra intendente la señora Marisa Fassi se ha preocupado muchísimo en este sentido. Acá nuestros chicos tienen la posibilidad de estudiar Veterinaria, Abogacía, Relaciones laborales o Periodismo que antes era imposible y había que viajar a Buenos Aires o a La Plata, donde había que alquilar un departamento, pagarse los viajes y demás. Estas cuestiones relacionadas a la educación hay que agradecerlas y aprovecharlas.
¿Qué opinás de la Educación gratuita?
La cultura en Cañuelas se afianzó enormemente con la creación de los dos Establecimientos educativos más importantes que tenemos, que son la Escuela Técnica Industrial, bellísima escuela, ejemplo en toda la zona sur de la provincia de Buenos Aires, y la creación de la escuela Normal José Manuel Estrada que te mencioné anteriormente. Esos dos establecimientos que con poca diferencia de tiempo transformaron la cultura en nuestra ciudad. Así pudo estudiar la hija de la empleada domestica o peón rural que no podía viajar a Lobos o a otro lugar, pudo tener un título y desempeñarse mejor socialmente y laboralmente. Tener un mejor sueldo y una mejor vida y una nueva visión del mundo. Ahora puede seguir una carrera universitaria.
También tenemos que tener en cuenta que en nuestra ciudad hay varios lugares donde se puede estudiar arte. Existe una gran oferta en ese sentido y eso me hace muy feliz. El Instituto Cultural Cañuelas, que abrió en ese bellísimo edificio céntrico que era la galería Rosario, es un gran faro artístico. Ahí tenemos la posibilidad de encontrarnos con docentes de mucha excelencia, con propósitos culturales inmejorables, eso es un gran avance en nuestra sociedad. Merece mayor publicidad y márquetin el Instituto. La gente lo tiene que disfrutar y aprovechar, tanto en la calle Del Carmen con en los barrios.
La cultura es todo, es el árbol que está creciendo, es la calle de tierra que atravesaron mi madre y mis tías cuando iban a las escuelas rurales en carro. Yo vengo de una familia de docentes y conozco y vi florecer a nuestra ciudad.