La Lección de Anatomía: la vida al desnudo en el escenario
La legendaria obra llega a Cañuelas este viernes 13, y su director, Antonio Leiva, se reunió con CañuelasYa para hablar sobre su permanente vigencia a 51 años de su estreno original.
Llevada adelante por el actor y director Antonio Leiva, llega al Cine Teatro Cañuelas La Lección de Anatomía, una obra de culto que goza de una posición única en el teatro argentino al ser la más representada en el mundo, con una trayectoria de más de 40 años (36 de ellos sin interrupción en los teatros de Buenos Aires). La pieza teatral de Carlos Mathus supo resistir la censura durante su estreno en años de dictadura y penetrar al público al poner al desnudo (física y emocionalmente) la vida misma.
Leiva, quien fue miembro original del elenco en su estreno durante 1972 y pareja de Mathus por 38 años, puso en marcha junto al director la vuelta a los teatros de la icónica obra que, a pesar del lamentable fallecimiento de Mathus en 2017, logró cumplir con su regreso triunfal acompañada por un documental estrenado en 2019, cuyo elenco es el mismo que actuará en Cañuelas. En el marco de esta presentación, Leiva compartió sus recuerdos, expectativas y sentimientos acerca de Lección.
¿Qué expectativas tenes sobre la presentación de la obra en Cañuelas?
Me da mucha alegría que se haya reabierto el teatro de Cañuelas. Ayer yo estaba pensando, cuando me dijeron qué vamos a ir el viernes, me dije a mi mismo… yo estuve en Cañuelas, ¿no? Y yo creo que sí, pero te estoy hablando de hace 40 años atrás. Lo tenía en la nebulosa… me acordaba vagamente. Te imaginaras la cantidad de giras que hemos hecho y la cantidad de teatros que recorrimos, pero uno igual se acuerda de los lugares. El llanto es una cosa intransferible del momento del espectáculo teatral, entonces es muy difícil que te olvides de la experiencia, salvo que la pases muy mal… pero si la pasas bien y te interesa lo que viste, es muy interesante.
¿Cuál es el atractivo de La Lección de Anatomía?
Carlos Mathus logró condensar la vida humana en una hora y 40 minutos, con todos sus conflictos. En el ’72, hablar del aborto, de violaciones, de suicidios, era una cosa muy fuerte. Además, éramos muy jóvenes en ese momento… cuando estrenamos Lección, yo tenía 21 años. Hoy tengo 75. (risas). Sí uno tiene que pararse frente un espejo, desnudarse y mirar su continente, no es tan fácil, y eso es un poco lo que hace Lección: es como un espejo y una gran empatía de lo que sucede en el escenario con la platea. ¿Viste que nadie sabe contarte como es Lección? Le preguntas a alguien y te dice, anda. ¡Anda a verla! (risas). Es una buena vivencia porque te deja grato y pleno, no es una cosa tortuosa. Es como respirar tranquilo, relajado; por eso está hace 51 años tanto en Buenos Aires como el resto de los lugares en la que se presenta.
¿Te parece que lograron capturar la esencia de la obra original con estas nuevas funciones?
Sí, yo creo que la vamos recuperando, luchamos función por función dejando lo mejor que tienen los actores y la producción con la música, el sonido, la iluminación, con todo. Hacemos como ¡bum!, es una bomba que ponemos en el escenario. (risas). Creo que estamos recuperando que el público se emocione otra vez, y lo disfruto.
¿Cómo es dirigir una obra con semejante trayectoria como es Lección?
Se tiene que luchar contra el autor, que era muy estricto, pero yo llevaba una ventaja con Carlos Mathus: éramos socios, trabajábamos juntos, y éramos pareja hace 38 años, así que imagínate todo lo que hicimos juntos desde el año ’70.
Vos de hecho fuiste parte del elenco original, ¿no?
Exacto. Estrene la obra como actor en el Congreso de Psicología Psicosomática en el Sheraton en el ’72, y después en el ’73 pasamos al Teathron y estuvimos ahí 10 años. De ahí, Carlos Rottenberg nos invitó a festejar los 10 años en el Teatro Tabarís de la calle Corrientes, y ahora en el 2023 nos invitó a festejar los 50 años en el mismo teatro. Es muy extraño todo lo que te toca vivir a partir de hacer la obra. Lección te da la posibilidad de viajar a distintos lugares, a otros países. Por suerte, a mí me tocó dirigir la obra en Venezuela, Colombia y Brasil, y me permitió conocer distintos lugares. Podes imaginarte que, para un director y actor argentino, ir a trabajar a Austria o a Yugoslavia es una cosa muy rara, Lección te abre esas puertas. Me da mucha alegría tener compañeros que tuve a lo largo de estos 51 años que dirigen y actúan que trabajaron con nosotros, que incluso después trabajaron sus hijos con nosotros, como Carlín Calvo y tantos otros compañeros queridos.
¿Hubo cambios en el guion?
La estructura de la obra sigue siendo la misma, lo único que varía son los modismos porque está escrita en un lenguaje absolutamente coloquial, entonces lo que cambia es lo cotidiano y los giros idiomáticos. Lo demás sigue estando igual. Lo único que va cambiando es la música de la obra, para esta temporada es de una compositora argentina maravillosa, de solo 25 años que se llama Melina Otero.
¿Fue difícil lidiar con el éxito de la obra?
Carlos Mathus tuvo que luchar contra su propia espada de Damocles, que es La Lección de Anatomía. El era un gran creador y autor, pero siempre tenía por delante a Lección. ¿Cómo hace para luchar contra un gigante? Esto fue muy duro para él, porque todo le parecía poco, pero aun así consiguió hacer todo lo que tenía ganas de hacer. Yo también me pude realizar como como director, como actor, y ahora también como director musical. Me encanta la ópera, y es una de las cosas que más me atrae… vamos a ver si este próximo año podemos llevar una linda ópera para que la gente pueda verla en ese teatro tan lindo.
¿Cuál es la importancia del teatro hoy en día?
El teatro es un lugar de encuentro donde la gente se encuentra para ver obras, donde va a escuchar música. Tiene una variedad de posibilidades, un amplio abanico de cosas para escuchar y ver, esto es lo que hace que el teatro este vivo. El teatro nace, vive y muere en esa única representación. Lo que vamos a vivir el viernes con ustedes en Cañuelas no va a ser lo mismo a lo que vamos a vivir el día martes en Uruguay, son cosas distintas porque son momentos particulares. El teatro tiene eso: es aquí y ahora.
Estas en una posición muy única de haber visto a distintos públicos reaccionar a la misma obra en distintos lugares a través de muchísimos años. ¿Considerás que todos más o menos responden de manera parecida a Lección?
No. El público va cambiando. La reacción final es siempre parecida, pero hay al público al cual es muy difícil llegar. Hay gente que se resiste, hay sociedades muy rígidas que les cuesta más aceptar Lección. Por ejemplo, para nosotros fue muy difícil poder entrar con el público chileno, pero cuando lo logramos, lo aceptaron plenamente. En cambio, al público brasilero en les encantó la obra en seguida, estuvo casi 14 años en Brasil con el elenco brasilero, y era increíble. En algunos lugares se te hace difícil, pero una vez que el público entendió el código entonces uno ahí ya le agrada.
¿Qué te gustaría que el público se lleve de la obra?
Que esto que vieron les sirva para seguir creyendo en el afecto, la familia y en el amor, que es lo único que nos va a salvar de todo esto: el estar juntos, el acompañarse, el mirarse, el reconocerse, el acariciarse. La gente ha perdido mucho el afecto de uno hacia el otro, hemos perdido mucho el querernos. Estamos volviéndonos muy individualistas y esto no es bueno. Tenemos que trabajar más en conjunto, más en grupo y unidos. No sé si la modernidad y la tecnología nos ha alejado o acercado, ¡ya estoy dudando! (risas). Esta bueno corroborar si esto es así o no e ir a ver un espectáculo que, por lo menos, dé una mirada diferente y pueda verse desde otro punto de vista la vida, que no es poca cosa.
Por Camila Corrales