JAF: “Tengo que mostrarle lo que tengo a quien me deviene en el tiempo”

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El icónico cantautor de rock y blues nacional visitará Cañuelas este sábado 7 de septiembre con un show que demostrará la riqueza de su trayectoria de 50 años en la música.

Por Camila Corrales.

El reconocido cantautor de rock y blues Juan Antonio Ferreyra, mejor conocido como JAF, llegará al Cine Teatro Cañuelas este sábado 7 de septiembre con un show que promete una unión entre lo moderno y la nostalgia que conlleva el misticismo del rock nacional clásico. El artista, cuya trayectoria de 50 años recorrió grandes logros como su participación en el disco Riff VII de la icónica banda de heavy rock argentina, presentará tanto clásicos como nuevos trabajos presentes en su último disco, Nocivo, en el cual trabajo junto a su hija Virginia.

Ferreyra se presentará en formación de quinteto, y lo acompañan Virginia Ferreyra, Machi Romanelli, Hugo Mense y Ricardo “El Griego” Alonso. Para conmemorar esta especial visita, CañuelasYa tuvo el agrado de conversar con JAF sobre su trayectoria, su camino como artista independiente, y lo que desea mostrarle a la nueva generación.

¿Por qué decidiste presentar esta gira en formato de quinteto?

Tengo una base rítmica que me acompaña hace ya unos cuantos añitos: Ricardo Alonso, “El Griego”, en la batería y Hugo Mense en el contrabajo eléctrico. Tienen un audio muy particular, muy especial y muy vintage, que yo la verdad siempre he valorado mucho. Entonces, la parte rítmica ya la tenía de la rienda. Ahora tenemos la inclusión de teclados- y, sobre todo, la frutilla del postre, que es Virginia Ferreyra, mi hija, tocando guitarra y haciendo todo tipo de firuletes vocalmente. Entonces la cosa harmónica engrandece muchísimo, se amplía y me permite sonar de una manera realmente especial. Tengo una bomba de rock and roll, baladas y sonidos espectaculares y totalmente clásicos preparadas para todos ustedes.

¿Cómo empezaste a trabajar con tu hija Virginia para hacer música?

Mira, viste que los pibes van creciendo, y en algún momento comienzan a manejar algunos quehaceres que tienen que ver con lo profesional. Virginia siempre tuvo una característica auditiva muy especial, muy buena, pero con el correr del tiempo aprendió a manejar máquinas. Ahora ella puede, por ejemplo, producir baterías electrónicas, teclados, voces, y guitarras de una manera muy buena. A las claras muestras, me remito con respecto a mi último disco, Nocivo, del 2022, en el cual ella grabó teclado, voces, guitarras rítmicas y todas las percusiones. Ella hizo mucho laburo, y en la escucha de los temas del disco está muy clarito cuál es el nivel que ella puede imprimirle a la producción que sea, en este caso, la mía. Estoy muy contento de poder realizar un laburo artístico junto a mi hija, para mí es un placer increíble.

Sos un artista de producción independiente. ¿Por qué te es importante que eso sea así?

Generalmente los artistas nos queremos preocupar exclusivamente de la parte artística y dejar la parte de administrativa y de producción a nuestros managers o bien, gente de compañías discográficas que se dedican a ganar guita laburando con las cosas que hacemos nosotros los artistas. Cuando no hay ninguna persona de este tipo para laburar con nosotros, ahí tenemos que ponernos las pilas y hacer todo nosotros; en ese momento se decide si queremos ser independientes o no. Yo particularmente no quise tener una relación con ninguna de las de las compañías que se me presentaron, porque realmente difiero en muchas de las situaciones que tienen que ver con lo artístico y social por parte de ellas, así que prefiero estar solo que mal acompañado. Cada uno de los pasos que doy como productor independiente y artista independiente en mi país conllevan un éxito o un fracaso, y cuando lo haces vos mismo, te haces responsable de cada uno de ellos; lo único que tenés que hacer es tratar de no fracasar. Eso no es tan dificultoso.

¿Cómo te formaste como músico?

En realidad, no sé leer ni escribir música, por lo que siempre he tratado de copiar a mis grandes maestros: Tom Fogerty con Creedence Clearwater Revival, Blackmore y Gillan con Deep Purple, Robert Plant con los Zeppelin, Robert Halford con los Judas Priest… Esas eran las cosas que yo escuchaba en ese momento, al mismo tiempo que escuchaba a Nino Bravo- que, para mí, como cantante tiene el mismo nivel tanto de Gardel como de Rod Stewart. Todos son números uno totales, y son considerados los grandes maestros de todos los tiempos y en todas las latitudes del mundo. Yo siempre intenté aprender lo más posible de ellos; el que es maestro siempre te enseña algo. Ahora bien, después de que aprendiste, uno toma la decisión de qué es lo que va a ejecutar, pero las nociones que te han dado ya las sabes, y eso nunca está de más.

Para vos, ¿cuál fue el momento que más marcó tu carrera artística?

La verdad es que hay muchos momentos que han marcado una gran bisagra en mis años de aprendizaje. Creo que el primero de todos fue la decisión de tocar en vivo cuando nos llamaron para subirnos al escenario, en un festival de club de barrio donde había fallado una banda. Nosotros estábamos en el público, nos buscaron y nos dijeron: “ustedes tienen una bandita, vayan, traigan todo y pónganse a tocar”. Habíamos llegado al lugar y estaba lleno de gente, justo era carnaval del año 1973; yo tenía 15, el baterista 14, y el bajista 18. Así que fuimos corriendo, trajimos las cosas y nos pusimos a tocar, y nos garparon. Eso significó un momento de inflexión muy grande en mi vida, porque fue el momento en el cual yo me transformé en profesional. Yo entiendo que, si un tipo X hace una actividad y le pagan por eso, entonces esa persona puede llamarse profesional, independientemente de la edad que tenga o si es conocido o no. Entonces, yo a partir de ese momento me sentí profesional, y hasta al día de hoy sigue siendo así. Tengo 66, o sea que llevo 51 años de profesión en mi país, y lo quiero mostrar frente a las nuevas generaciones para que vean claramente cuál es el camino que yo seguí. Le puedo mostrar las situaciones que me fueron positivas al tipo que tengo enfrente mío, que quizás toca la guitarra o canta al igual que yo, por lo que es mi par. Le quiero mostrar que, lo que fue bueno para mí, es posible y aun probable que sea bueno para él también; lo único que tengo que hacer es mostrarlo frente a él, sin la intención de influirlo en nada. Lo que pienso es que, si hay algo que me sirvió, ¿qué voy a hacer? ¿Guardármelo para mí? No, bajo ningún tipo de vista. Tengo que mostrarle lo que tengo a quien me deviene en el tiempo.

Muchos consideran que el punto cumbre de tu trayectoria fue tu paso por Riff. ¿Cómo se dio ese encuentro?

Yo tocaba con mi Banda Marrón. En octubre del 85 la banda andaba muy bien, estábamos levantando mucho. Por su parte, los muchachos de Riff necesitaban un guitarrista y cantante, y supongo que alguien les debe haber hablado de mí. Me vinieron a ver un sábado, el domingo me llamó Vitico, y el lunes a las 10 de la mañana estaba ensayando con los Riff. En una semana tuvimos que sacar 8 temas, ellos tenían 6, son puse 2 míos, y entonces quedó conformado Riff 7, un disco muy especial indudablemente, porque es el único disco en el cual graba esa agrupación de la banda. Fue algo muy importante para mí, porque pude cantar un tema dentro de ese disco, Elena X. Además, la gente empezó a escucharme.

¿Qué es lo que más aprecias del rock nacional?

Yo no quiero hablar del rock nacional conocido sin mencionar lo que son un montón de bandas y artistas que siempre han acompañado al desarrollo del rock nacional, inclusive aun cuando sus nombres y su influencia no eran reconocidos. Yo adoro el rock and roll nacional, es una música que tiene armonía, melodía y ritmo foráneos: tiene como base el rock inglés y estadounidense, sin embargo, tiene algo que es sumamente importante, que es la lírica nacional nuestros cantantes. Se han cantado cosas argentinas en idioma castellano argentino, y hoy en día nos estamos dando cuenta que forma parte de la historia. No puedo cerrar la nota sin hablar del gran Willy Quiroga, bajista de Vox Dei que se acaba de retirar, que me enseñó muchísimo desde el momento en que los vi por primera vez en carnavales de 1973 en el Atlético Estudiantil Porteño en Ramos Mejía. Sonaban impresionante, así que quiero dejar un reconocimiento para uno de los más grandes artistas del rock and roll nacional.

¿Cómo te llevas con las nuevas tendencias musicales? ¿Hay algún artista que te llame la atención hoy en día?

A veces escucho algunos de los artistas que están haciendo rap, trap y toda esa historieta que yo no conozco realmente. Musicalmente no me termina de convencer la manera de cantar, y algunos sonidos no me sorprenden lo más mínimo porque son fabricados cibernéticamente. Sin embargo, hay un montón de líricas que hacen los chicos hoy en día que tienen una carga social y emocional realmente muy fuerte, y bien haríamos en escuchar por lo menos la lírica las letras que están cantando. En muchas ocasiones son letras muy sufridas, tienen mucho que ver con el sentimiento y la emoción de gentes comunes y corrientes que viven en todos los barrios de todas las ciudades de toda la República Argentina. Aunque no tengan una gran carga técnica en la escritura o la semántica, ellos están representando hoy a una parte importante del sentimiento popular, y esto es una verdad incontestable.