HISTORIAS VERDADERAS: Los Reyes Magos y su relato vivo.
Por: Martin Aleandro.
Esta historia como tantas otras siguen vivas, y por lo tanto, en constante transformación. El saber popular, a través de sus distintos relatos orales, dotaron parte de nuestra herencia cultural. Apenas hace una breve mención el apóstol Mateo en el texto bíblico:
«Unos Magos que venían de Oriente llegaron a Jerusalén preguntando: «¿Dónde está el rey de los judíos recién nacido? Porque hemos visto su estrella en el Oriente y venimos a adorarlo.»»
«Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra» (2:1-12)
El Evangelio describe cómo tres Reyes Magos llegaron del Oriente Medio hasta Belén de Judea para brindar adoración al recién nacido Jesús. En este relato los visitantes viajaron guiados por una gran estrella que en el cielo brillaba inigualable.
La leyenda cuenta que estos tres personajes viajaron a través de Turquía, Siria, Jordania y Palestina; desierto tras desierto en un éxodo que los impulsaba maravillosamente. Aquí es donde varios historiadores disienten, y por consiguiente discuten: imposible que solo sean tres viajando todo ese territorio inhóspito. En esos tiempos se movían en caravanas, era la única forma de atravesar semejante distancia. Cada Rey Mago o Rey Sabio, tendría que haber tenido como mínimo un séquito de decenas de ayudantes y animales que acompañen tal misión. Agua, comida, y abrigos eran de necesidad y urgencia para sobrevivir la travesía. Quizá sea en esta parte de la historia donde la leyenda se mixtura con el relato bíblico.
Los Reyes Magos tiene vital importancia en el relato que el cristianismo fue creando al rededor de ellos por varias razones. La adoración al niño Jesús, la universalidad del cristianismo y la tradición que se encargaría de proyectarlos en el tiempo van en el mismo sentido. En primer lugar fueron los primeros en brindar devoción al recién nacido, y por proceder de distintos lugares del mundo (en aquel entonces conocido), reconocieron en el niño a un Mesías, y por ende, hijo de Dios. El cristianismo iba adquiriendo trascendencia a nivel mundial y traspasando fronteras culturales. Y por último, esta leyenda, enriquecida por el relato de los pueblos se instaló como una fascinante narrativa trasmitida de generación en generación.
Melchor era un Sabio persa que trajo consigo, y para regalarle a Jesús, un arca llena de oro, símbolo de la realeza y la divinidad. Se relaciona con la virtud y la fe, muchos relatos lo consideran el líder de la caravana.
Gaspar provenía de la India y viajó con sacos repletos de incienso, símbolo de la oración, se lo relaciona con la virtud de la caridad. Es considerado el más joven de los tres visitantes extranjeros.
Baltasar se trasladó desde la profunda Etiopía y con él trajo mirra que simbolizaba la mortalidad y la redención. Se lo asocia, aún hoy, con la esperanza y es ilustrado como uno de los tres Magos más sabios y entendidos en el seguimiento de los planetas y estrellas brillantes.
Hasta aquí la leyenda, la estampa de la navidad de la tradición cristiana. Vamos a “escuchar” qué piensan los historiadores que profundizaron sobre el tema. La cueva, o el pesebre como lo llamamos comúnmente, con animales de granja, la mula, el cordero y un buey son verosímiles con la realidad de la época, ya que en ese entonces se solía proteger de las bajas temperaturas nocturnas a los animales. También la idea de estar escondidos del mandato de Herodes de asesinar a todos los niños recién nacidos, de estar refugiados en un lugar apartado de la vista del rey de Judea. El relato trata sobre la orden dada por Herodes I, el Grande, de ejecutar a los niños nacidos en Belén menores de dos años. Según el pasaje de Mateo, Herodes dio esta orden al verse engañado por los sabios del oriente que habían prometido proporcionarle el lugar exacto del nacimiento de Jesús. Mateo dice que este acontecimiento cumple con la profecía de Jeremías (Jer 31, 15).
El historiador Néstor Armando Alzate plantea que los relatos se combinan con la maravilla, al estilo de “Las mil y una noches”, donde varios textos concuerdan en que venían de Medio Oriente. Los autores apócrifos, el evangelio de Santiago, de Mateo, el evangelio árabe de la infancia de Jesús concuerdan. Todos coinciden que en efecto vinieron tres personajes a adorar al niño Dios.
El evangelio armenio dice que los magos recibieron el aviso por la mañana y que el Espíritu Santo los trajo al mediodía a Belén, y luego volvieron por la noche a su lugar de origen. Obviamente este relato es maravilloso, pero concuerda con el evangelio árabe y los demás con el lugar de origen de los visitantes. El mito, la leyenda y la fantasía tejen alrededor de la historia su mágico y atrapante relato.
¿Quiénes eran estos personajes? Es quizá la pregunta más importante a responder sobre la identidad particular y específica que el paso del tiempo le fue dando a cada uno de ellos. De acuerdo con la tradición, y aquí todos los libros coinciden es que venían de Persia. Pero los relatos nos dan a entender que ni eran tres, ni eran reyes, ni eran magos, sino que eran cultores del fuego, cuyo profeta era Ahura Mazda (es el nombre de la entidad suprema del zoroastrismo. En la antigüedad era la divinidad principal de la religión del Imperio persa) su líder espiritual. Entonces eran astrónomos, sabios y sacerdotes, y no magos, porque se discute sobre la traducción del griego de la palabra “Magoi”, que quiere decir “sabio de las estrellas” y no “mago”. De aquí surge que eran magos, y la maravilla historia del “Libro de los hechos”, donde aparece un personaje que es Simón el mago, quien quería comprarles a los apóstoles sus secretos para hacer milagros. La palabra “mago” está relacionada a superstición, a la hechicería, a pócimas, a maleficios, una asociación implícita con el demonio en todo sentido. En el imaginario popular este relato prendió con fuerza gracias a esta figura ambigua y a la idea de “cielo e infierno” de las religiones. ¿Cómo estas personas pueden estar relacionas a la figura divina de Cristo? Preguntas retórica que atrae a los pensadores de distintas épocas a reflexionar sobre este tema.
Sobre la estrella que guió a los tres astrónomos sacerdotes escrutadores del cielo desde Persia hasta Belén también hay discusiones. Es imposible que haya sido una súper nova, no fue una nova, ni tampoco un cometa. Se sabe que entre el menos siete y el menos seis antes de Cristo hubo una conjunción muy espectacular entre Júpiter, Marte y Saturno, que, al estar alineado los tres, la luz irradiada se multiplicaba y se veía grande como una luna. Este suceso astronómico pone en duda el año del nacimiento de Jesús, en este sentido, paradójicamente Jesús nació antes de Cristo y no en Belén, sino camino a Belén. Las profecías de la época decían que esa luz anunciaría la llegada del verdadero Dios a la tierra.
En este rápido repaso sobre un día tan especial para los cristianos encontramos que, como siempre, los relatos de transmisión oral van adquiriendo diferentes caminos, y que, de vez en cuando se cruzan para darle forma a una historia en particular. El paso del tiempo los va unificando, simplificando y tomando el sentido que determina la época. Hoy en día sobrevive el relato bíblico, o la interpretación del mismo, y lo más importante para los niños de la actualidad es que traen juguetes todos los 6 de enero por la madrugada, siempre y cuando le dejen pasto y agua para sus cansados camellos.