Feliciano Delgado: todo terreno.
Historias Verdaderas: Por Martín Aleandro.
En Cañuelas todavía se pueden encontrar viejas estructuras edilicias que dan cuenta de la importancia de los Almacenes de Ramos Generales como parte del origen del pueblo. Como dice Gustavo Recalt, donde hay un comercio tiene que haber clientes. Por esta razón articula su hipótesis sobre un posible asentamiento de vecinos que fueron el germen de nuestra ciudad. Pero los Ramos Generales no siempre estuvieron fijos, sino que también se movieron en cuatro ruedas. Esta es la historia verdadera que les traigo hoy, relato contado por el ya fallecido Feliciano Delgado.
Nuestra zona es muy vasta, a mediados del siglo XX lo era más aún, o al menos las distancias eran otras porque los medios de transporte y los caminos eran otros. Había mucha gente campo adentro que no salía mucho de su puesto, motivo necesario para que aparezca la figura de Feliciano “Turco” Delgado que comerciaba de tranquera en tranquera. En una primera instancia en carro tirado por caballos y más adelante, con la prosperidad de su negocio, repartía todo tipo de artículos en una Estanciera IKA que se aguantaba todo terreno y las inclemencias del clima, camioneta montaraz y dura como Monzón sobre el ring.
Eran otros tiempos, la política industrial metalúrgica en nuestro país estaba en su cúspide: era el eje prioritario de la actividad económica. Sus antecesores fueron Belgrano, Moreno, San Martín, Sarmiento, luego Yrigoyen y seguido Perón que le dio un gran impulso. En la provincia de Córdoba se instalaron fábricas de equipamientos militares y también se radicaron fábricas relacionadas al automotor. A partir de 1946 el Modelo de país realizó un giro copernicano: la industria y los trabajadores tuvieron su momento de esplendor. Aquí se producía para el mercado interno que era la clase obrera y para exportar al mundo. La moto Puma, el tractor Pampa, el avión Pucará, el auto descapotable Justicialista, el Restrojero, locomotoras, heladeras, cocinas y demás productos que aún hoy se los puede ver en funcionamiento se fabricaban en el país. La historia de la Estanciera IKA está relacionada a este período. Se creó una sociedad de capital mixto entre Industrias Aeronáuticas, Mecánicas del Estado y Kaiser Motors. El modelo Agro exportador e Industrial estaba en marcha para una Argentina potencia mundial. En el complejo Industrial Santa Isabel de la provincia de Córdoba se inició la producción: la Estanciera estaba pronta a ver la luz y los trabajadores serían sus potenciales consumidores.
En el boxeo los años setenta fueron de Carlos Monzón. El 9 de febrero de 1974 se enfrentaba a José “Mantequilla” Nápoles en París. Alain Delon como organizador prometía un evento único y multitudinario. La televisión mundial estaba atenta y en cada rincón de nuestro país se apuntaban las antenas para visualizar la pelea. Una noche de verano que pasaría a la historia junto a nuestro pugilista. Lamentablemente Carlos Monzón, como la Industria Pesada, tuvo su auge y su caída. El machismo y sus impulsos violentos acabaron con el deportista, y los gobiernos militares y el neoliberalismo en democracia con la Industria Nacional.
Otro todo terreno era Feliciano “Turco” Delgado que, como un Almacén de Ramos Generales, sacaba de sus bauleras cualquier tipo de producto para venderles a los vecinos en sus propios campos o lugares de trabajo alejados de la ciudad. En la famosa Estanciera IKA recorría los campos acompañado por sus hijos Luis y Néstor que lo ayudaban y le iban abriendo las tranqueras a su paso. La tarde noche del 9 de febrero del 74’ llegó con la venta ambulante a un campo cerca de Udaondo. El saludo fue largo y la charla también. El paisano sacó chorizo seco, vino y pan y se acomodaron mejor. Al rato trajo a la cocina un televisor chiquitito B&N a batería y comenzó a alardear por la pelea. Amante del box, decía que de joven no había rival que le aguantara un round. Hacía movimientos pugilísticos como si estuviera en el ring, “lo importante son los pies”, decía, y les hacía mirar cómo los movía. Descalzo en la cocina de piso de tierra parecía bailar y tiraba piñas al aire. Monzón suscitaba esto en sus seguidores: verdadera pasión. En el séptimo round “Mantequilla” tira la toalla dándole la victoria al campeón argentino. Comenzaron los abrazos en París y en Udaondo. La noche estaba cerrada y el paisano los invitó a dormir.
Luis y su hermano se acostaron en un catre en la habitación contigua al matrimonio de la casa. En la cocina seguían hablando de peleas, y con el correr del vino el paisano ya era campeón de Cañuelas en su peso. Al rato se acuesta el “Turco” junto a sus hijos y la casa queda en silencio por un segundo. Clarito se escucha el grito de la doña que dice: “andá a lavarte esas patas atorrante, ni se te ocurra acostarte con esa roña”. Acto seguido, en pleno silencio Luis ve pasar en puntas de pie, iluminado por la vela que llevaba en las manos, al campeón de Cañuelas camino a la bomba de agua a lavarse las patas.