El Peronismo en el poder…y con el poder.

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Por: Alberto Edgardo Garcia Allende

Un 4 de junio de allá por 1946, Juan Domingo Perón asumía como presidente de la Nación Argentina. Se iniciaba así un complejo período de nueve años que se cerró un 16 de setiembre de 1955, al ser derrocado, EL GENERAL, por un golpe militar.

El pensamiento liberal- conservador ha intentado durante muchos años reducir esta experiencia notablemente rica en protagonismo popular calificándola como “dictadura”, “totalitarismo” o “tiranía”. Además la izquierda tradicional, dentro de sus incongruencias y deslices ideológicos, lo juzgó durante mucho tiempo como una expresión del “fascismo” o del “nazismo” que habiendo sido una idea desechada casi por completo en Europa trataba de reflorecer en nuestro país.

La “historia mitrista” ha tratado de reducirlo desdeñosamente a la condición de “populismo”, es decir, un fenómeno político que si bien contenta a las masas y les otorga cierto protagonismo, cultiva la demagogia y no concreta transformaciones económico-sociales de importancia.

Todas estas interpretaciones parten de un enfoque, en mayor o menor medida respecto a la Argentina anterior al 4 de junio de 1943, subordinándose a la óptica liberal mitrista, la cual siempre había desplegado sus alas en busca de “un gran país blanco y europeizado”, lo más lejano posible a la “barbarie latinoamericana” para que NO OCUPARA un lugar importante en el concierto de las naciones del mundo.

No advirtiendo que siempre ha existido una cuestión nacional no resuelta desde los primeros pasos de la historia anti colonial, es decir, solo se trataba de mantenerse como una semi colonia proveedora de alimentos baratos al Imperio Británico e importadora y consumidora de sus excedentes industriales, con importante deuda externa que nos quitara todo grado de soberanía posible y generara una gravísima deformación económica hacia el puerto de Buenos Aires, instrumentada a través de la red ferroviaria británica. Seguros, fletes, gran comercio importador y exportador, puertos, elevadores de granos, transportes, etc, eran extranjeros.

La Argentina agroexportadora era el real objetivo, con su correspondiente dependencia en todo lo referente a evitar un gobierno autónomo. Esa Argentina solo contemplaba como beneficiario a un pequeño sector oligárquico de su población.

Naturalmente queda claro que la llegada del peronismo, desde su entramado de FRENTE NACIONAL Y POPULAR y de naturaleza policlasista, más la conducción pendular del Gral. Perón, venía a quebrar esa dependencia. Todos estos rasgos muy específicos lograron causar tremendos dolores de cabeza a los políticos entreguistas y a los intelectuales de la época que intentaron definir al PERONISMO para enfrentarlo.

He aquí la potencia, enraizadamente profunda en el pueblo, del desarrollo ideológico originado por el nacimiento del PERONISMO…

El enfrentamiento, sincerándonos, ES LA TOMA DEL PODER. No seamos hipócritas en las críticas dirigidas al PERONISMO por su afán de poder; porque todos los que intentan llegar al gobierno lo hacen con la premisa de EJERCER ESE PODER logrado, en su beneficio ideológico.

La gran diferencia radica en que cuando EL PERONISMO LLEGÓ AL PODER, NO FUE NEUTRAL, en mayor o menor manera y de acuerdo a “los humores políticos”, JUGÓ SIEMPRE A FAVOR DEL PUEBLO TRABAJADOR.