El drama de una cañuelense en medio del huracán Irma

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Gabriela Sciuto vive en el estado de Florida con su esposo Rob. Después de días de angustia debieron evacuar de urgencia y dan su casa por perdida. En diálogo con CañuelasYa contó cómo es escapar del espanto.

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«Sólo tuve tiempo de agarrar las cosas más importantes; mi mate, la pava que me regaló mamá, yerba, las fotos de mis hijos y viejita, los dibujos de Maitena, mi nieta adorada, la colcha crochet que me regaló mi abuela Emilce Menconi, la camiseta de Argentina y una imagen de la Virgen de San Nicolás».

Con precisión quirúrgica, la cañuelense Gabriela Sciuto enumera las cosas que alcanzó a llevarse en medio de una dramática evacuación, ante la inminente llegada del temible huracán Irma a la zona de la Florida, donde vive. No es para menos: son sus únicos tesoros, quizá todo lo que le quede cuando el drama pase. Gabriela habló con CañuelasYa desde Ocala, una ciudad a 70 millas de Orlando, donde los recibió un amigo del higth school de Rob, su esposo americano desde hace 5 años. Desde ahí esperan como todos la llegada de Irma.

Ya no se puede circular, hay toque de queda en Miami desde las 8 p.m. Por lo pronto, ya dan su casa por perdida: «Sabemos que estará 12 pies bajo el agua, y eso que no es una zona inundable», contó la cañuelense, y relató la dramática evacuación. Cada uno en su auto, con algunos alimentos enlatados, agua, medicina y Miss Kitty -su gata- se sumaron a la enorme caravana que abandonó la zona crítica.

«Dejás todo, y cuando digo todo es to-do», asegura Gabriela. «Somos 18 millones de personas intentando sobrevivir», afirma. Rob ya sabe lo que un huracán puede hacer. Es meteorólogo, y en el año 92 se encontraba en la guerra de Corea del Sur cuando pasó por la zona el huracán Andrew. Desde allá, pudo convencer a sus padres de evacuar su casa, aún cuando las autoridades no lo recomendaban. No se equivocó: lo perdieron absolutamente todo. «Acá todavía no llegó, por ahora sólo hay viento y nubes, pero esperamos que esta madrugada llegué a Miami y mañana por la noche estará por acá», cuenta Gabriela sobre «Irma», sin nombrar a la tormenta. No hace falta: está claro de qué habla.

Ya nadie habla por allá de otra cosa. Mientras esperan y rezan para que Irma baje de intensidad, Gabriela se comunica por las redes sociales con familia y amigos, y reflexiona sobre lo que significó dejar su hogar: «Trabajamos mucho por neustra casa, y dejamos mucho… o nada, porque cuando te enfrentas a la situación de tener que sobrevivir, te das cuenta que tu Vida vale más que todo».